Un arma de fuego cuyo calibre era compatible a casquillos recuperados alrededor del cadáver de Carmen Paredes Cintrón fue ocupada en la misma escena del crimen y ayer, durante una vista de supresión de evidencia, el agente investigador testificó que la encontró en medio de un reguero en un cuarto del acusado Pablo Casellas Toro.
Por primera vez desde el asesinato de Paredes Cintrón en su propio hogar, el 14 de julio del pasado año, ayer se supo que la Policía ocupó en la residencia del matrimonio, en la urbanización Tierra Alta III, en Guaynabo, un rifle PS-90, calibre 5.7x28, el mismo tipo de balas que asesinó a la corredora de seguros.
Durante una vista de supresión de evidencia que se ventila en la sala de la jueza Vivian Duriex Rodríguez, en el Tribunal de Bayamón, el agente Javier Soto Méndez detalló el inventario de armas que realizó el día del crimen, y señaló que se encontró un rifle corto del mismo calibre que los casquillos recuperados en la escena.
Previamente, había trascendido que entre las armas que tenía Casellas Toro en su hogar ninguna era del mismo calibre que los casquillos ocupados alrededor del cuerpo de su esposa.
Paredes Cintrón, de 46 años, recibió varios impactos de bala, uno de ellos en la frente, en medio de los ojos, y su cuerpo fue encontrado en la terraza de la casa sentado en una silla, con una pierna cruzada y como si estuviera leyendo el periódico.
Tras su asesinato, trascendió que del arsenal que tenía su esposo solo un arma era del mismo calibre que los casquillos recuperados en la escena.
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